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martes, 3 de noviembre de 2009

Pregón fiestas San Francisco de Asís 2009.

El pasado día 2 de octubre, en el salón parroquial, tuvo lugar el pregón de fiestas, a cargo del que fue co-refundador de la Hermandad de San Francisco, y primer hermano mayor de la nueva etapa de nuestra hermandad, José Antonio López Prieto, el cual, con un lenguaje selecto y florido, lleno de adjetivos, hizo hincapié en el verdadero sentido de las fiestas, que es el de nuestra tradición cristiana y cultural, y no el carácter festivo y colorista que algunos le quieren dar. Sin más, paso a transcribiros el citado pregón, dictado por José Antonio en lenguaje Braille, a éste que os lo deja en nuestro blog, por si os apetece leerlo. Ángel Lao Guzmán.



PREGÓN EN HONOR A NUESTRO PATRÓN, SAN FRANCISCO DE ASÍS, CON MOTIVO DE LAS FIESTAS PATRONALES DEL AÑO 2009.

Estimados, y queridos, vecinos de mi pueblo de Cájar:
Tengo el honor, y al mismo tiempo, la grata y enorme satisfacción, de poder dirigirme a vosotros con motivo de la celebración, un año más, de nuestras muy queridas y anuales fiestas en honor a nuestro patrón San Francisco de Asís. Debo confesar, con toda sinceridad, que me he sentido embargado de un gran temor a la hora de tener que escribir, y dar vida y forma a este pregón de fiestas; y por consiguiente, al hecho ineludible de presentarlo en público o, como diría un buen director de teatro, a ponerlo en escena. Así pues, con la mayor ruego, y suplico encarecidamente, que me perdonéis el haber tenido el osado atrevimiento de dirigirme a vosotros, con unas palabras, que bajo ningún concepto ni circunstancia, encierran la menor pretensión, por mi parte, a no ser, y permítanme aunque sólo sea por un instante, atreverme a desear que el objetivo de las mismas sea dar una cálida y entrañable acogida a los maravillosos actos festivos que año tras año, y bajo la protectora y benévola bendición de nuestro insigne y santo patrón San Francisco de Asís, van a celebrarse en nuestro muy querido pueblo de Cájar.
Aclarado, pues, este punto, y contando con su generosa y benigna aquiescencia, paso a desembarazar a éste, mi pregón, de todo el innecesario aparataje, artificio y “parafernalia literaria” que solo puede achacarse al emocionante momento presente, que sin poder o querer evitar, ha hecho aflorar en mí- con el bello, engañoso y arrullador galanteo de salón-, a “madame” vanidad, que muy emperifollada del “macramé” de los sentidos, y muy llena del adorno y la oriflama propias de la más consumada actriz, ha logrado echar por tierra la aparente seguridad que creía- erróneamente, al parecer- bien sujeta y arraigada cual impertérrita centinela, montando guardia en la atalaya de mi espíritu. Dicho esto, paso sin más preámbulos a exponer, con la mayor brevedad posible, el tema que considero importante y significativo, al menos para mí, pues en el se fundamenta la esencia y espíritu que dan forma, cuerpo y sentido a este pregón de fiestas, del que tengo el inmenso e inmerecido honor de exponerlo y proclamarlo públicamente ante vosotros, conformando de este modo el primer, y obligado, acto que da comienzo y principio a nuestras muy entrañables fiestas de San Francisco, patrón excelso y santísimo de la villa de Cájar.
El tema que he escogido, no es otro que el de comentar, concisa y brevemente, la importancia que encierran la tradición cultural y religiosa de nuestras celebraciones festivas. No haré, por tanto, semblanza ni rememoración histórica alguna, pero sin embargo no deseo pasar por alto, la gran importancia que tienen la cultura y la religión en tan emotivo y entrañable evento. Es casi seguro, que encandilado y atraído por el mágico encanto colorista y popular, no hemos caído en la cuenta del verdadero, y profundo, sentido subyacente que poseen la tradición cultural y religiosa en dichas celebraciones festivas. Por este motivo, creo muy necesario, e incluso yo diría obligatorio, destacar de manera bien patente, la gran importancia que conllevan estos dos aspectos significativos, que conforman la piedra angular que da el amplio, y verdadero, sentido a nuestras fiestas patronales.

Si nos decidiésemos a navegar por el tumultuoso mar de los diferentes medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales, no encontraríamos excesiva dificultad en percatarnos del uso interesado que se hace de la cultura, con el propósito, más o menos disfrazado de progresismo social, político y del libre derecho a la información, que siendo desde luego muy loable, no siempre cumplen dichos fines. Digo esto porque en no pocas ocasiones, tal propósito no es otro que nublar las conciencias, invirtiendo los verdaderos valores éticos, religiosos y morales, por meras ideas sincretistas. Desafortunadamente tenemos que desenvolvernos en un marco social, en el que el relativismo ha asentado su tienda, y siempre que se alude a cualquier concepto de carácter religioso-cultural, sirve de motivo y acicate para ejercer la frívola indiferencia o la crítica mordaz. Pero aún así, tenemos la inmensa fortuna de tener por patrón, guía y santo protector de nuestro pueblo de Cájar a San Francisco de Asís, cuya bondad y santidad, ha sido, y continúa siendo hoy dí, el modelo de vida más perfecto, sencillo y maravilloso a imitar por muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo. Este gran hombre santo, ejemplo incomparable de bondad, humildad y enormidad de espíritu, es el que nos puede servir, mejor que nada ni nadie, como marco y punto de referencia para poder penetrar y comprender de manera clara y absoluta el verdadero sentido histórico, cultural, sociológico y religioso de nuestras fiestas, porque de otra forma nuestros actos festivos, no poseerían en si el sabor y la sublime excelencia que comportan y enriquecen el sutilísimo, e inconfundible aroma del añejo vino de nuestra mas remota tradición. Por tanto, nuestro Santo Patrono, ha sido y debe continuar siendo, la cruz y guía de nuestras queridísimas fiestas; así como el pilar donde se sustentan con fuerza irresistible e inquebrantable nuestros mas profundos, y arraigados, valores de vida religiosa y cultural, que son la base fundamental de nuestra conciencia de hombres y mujeres libres; y que añaden, de modo esplendoroso, luz y sabiduría para comprender con toda claridad y certeza, la crucial y significativa importancia que supone vivir, y pertenecer a una comunidad, ser miembro activo y de pleno derecho, formar parte íntegra del entorno humano y social, que supone y comporta la mas evidente, y significativa expresión: considerarse, ser y sentirse vecino y habitante del pueblo. Este tan notable y ciertísima afirmación, nos debe iluminar con la radiante y diáfana claridad de nuestro sentido común e inteligencia, para aceptar y comprender de forma clara, alegre y concreta, desechando de una vez, y para siempre, la esclavizadota y carcelera trabazón de la duda, el hecho palpable e indiscutible de que nuestras raíces vienen, son y proceden de la más profunda tradición y espíritu cristiano; tan poderosa y patente afirmación, trae a mi memoria, a lomos de la ensoñadora brisa del recuerdo, una frase muy repetida en el tiempo, pero no por ello menos cierta y cargada de sabiduría, pues es el fruto y la experiencia que proporciona el veraz y fidedigno acontecer de nuestra historia, de la que debemos, de manera individual y colectiva, extraer la oportuna y necesaria enseñanza, que nos permita afrontar de forma valiente y decidida el presente, para de este modo poderr construir un futuro mejor y más justo. Dicha sentencia (prefiero definirla así) es la siguiente:
“Todo pueblo que olvida su pasado está condenado a volverlo a repetir”.
Como deseo ser fiel a lo dicho y constatado por mí al comienzo del pregón, prometiendo ser breve y conciso en la exposición del mismo, únicamente me resta desear ardientemente, y desde lo más profundo de mi corazón, que paséis las mejores fiestas de vuestra vida, y que las celebréis en sincera paz, armonía y buen humor. Que nuestro patrón San Francisco nos ilumine y proteja, y que bajo su dulce mirada, amorosamente acogidos en ella, nuestros corazones rebosen de júbilo, alegría y de felicidad plena.

Antes de concluir, quiero haceros partícipes de mi mayor y más sincero afecto, así como daros las gracias por haberme llevado con magistral paciencia; y como deseo hacer gala y honor al refrán que reza que todo hombre bien nacido debe ser agradecido, quiero hacer un humilde regalo a los vecinos y vecinas de nuestro pueblo de Cájar, que espero y anhelo que sirva como broche de oro y colofón a este pregón de fiestas..

La musa de la poesía que habita en el viento, me ha hecho hilvanar, con hilos de plata y oro, y entretejidos de estrellas y campanillas de colores, un verso que- cual rosa perfumada, y pletórico del romántico y sutil candor ruboroso del primer amor de juventud- lanzo al aire, por si alguno lo atrapáis en su mágico y ensoñador vuelo de querubines etéreos.

Niña de los ojos verdes,
carita de blanca azucena,
corre, salta, ríe, juega,
que se ha asomado la luna
p´a contemplar tu belleza.

Mira que ya llega el santo.
Que ya viene por la vega.
Que, de su jardín del cielo,
te trae un ramito de estrellas.


Niña de los ojos verdes,
carita de blanca azucena,
corre, salta, ríe, juega,
no estés tú triste mi vida,
que el Santo así no te vea,
que esos dos lindos luceros,
no me los nuble la pena.

Ya salen los farolillos,
con sus doradas candelas,
niña que viene el demonio,
niña que ya está muy cerca,
que quiere quebrar a pedradas,
las infantiles lumbreras.

Niña de los ojos verdes,
carita de blanca azucena,
corre, salta, ríe, juega,
que ya viene la bella aurora,
asomando por la sierra,
monta una jaca de plata,
adornadita de perlas,
ya repican las campanas,
con su son que anuncia fiesta,
y en sus ecos titilando,
tañidos de plata nueva,
ya la Virgen del Rosario,
subidita en su calesa,
por Cájar va paseando,
muy gallarda y galanura.

Niña de los ojos verdes,
carita de blanca azucena,
corre, salta, ríe, juega,
mírame con esos tus ojos,
que son de Oriente dos perlas,
ponte tu vestido de raso,
y tu mantilla de seda,
tu peineta de plata,
y esos zapatitos de oro,
con rubíes en las canteras.
Sal a la calle mi niña,
a lucir tus encantos mi reina,
que eres mas linda que el sol,
y envidia de la primavera.


Niña de los ojos verdes,
carita de blanca azucena,
canta, ríe, baila, vuela,
y si alguno te pregunta,
por qué está la gente alegre,
y que algarabía es ésta,
tú le miras a los ojos,
con esas dos lindas estrellas,
y le dices muy radiante,
muy salerosa y coqueta,
¡que San Francisco ha venido,
Y Cájar está de fiesta!

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